Las nuevas bases reguladoras de la Consejería de Cultura suponen un paso atrás para las cineastas andaluzas

Las nuevas bases reguladoras de la Consejería de Cultura suponen un paso atrás para las cineastas andaluzas

Las nuevas bases reguladoras de concesión de subvenciones a la producción de proyectos de largometrajes, documentales y otras obras audiovisuales en Andalucía (orden del 11 de mayo de 2022) de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía obstaculizan la proyección presente y futura de las cineastas andaluzas, dando peligrosos pasos atrás no solo en políticas de fomento de la igualdad, sino también en materia legislativa cultural. Lejos de fomentar nuestro trabajo y de impulsar desde lo público las obras de las creadoras este texto amenaza con devolvernos a la casilla de salida.

Desde la Asociación Andaluza de Mujeres de los medios Audiovisuales (AAMMA) -un colectivo independiente, diverso y plural formado por 200 profesionales del cine y los medios audiovisuales– lamentamos profundamente que la Consejería haya hecho oídos sordos a las aportaciones presentadas durante la elaboración de una orden anclada en criterios no consensuados con nosotras, cuyas razones desconocemos por falta de transparencia de un proceso que creímos  participativo. De hecho, estas bases reguladoras no pueden ir en dirección más opuesta al camino marcado a nivel europeo.

Además, nos preocupa que perjudiquen notablemente a las obras documentales y la creación novel dando un peso tan desproporcionado a la valoración de las trayectorias profesionales basadas en la participación en festivales, un criterio  inadecuado que solo beneficia a una minoría de las producciones andaluzas. Esto es, a las grandes producciones.

El cine documental o de no ficción es tratado injustamente por la Consejería como un hermano menor o, directamente, como el no cine, ya que no obtiene el tratamiento propio que merece por sus especiales características, siendo inexplicablemente valorado bajo criterios solo aplicables a la ficción.

La citada orden dice tener en cuenta “la integración transversal del principio de igualdad de género que establece el artículo 5 de la Ley 12/2007, de 26 de noviembre, para la promoción de la igualdad de género en Andalucía”. Sin embargo, desde AAMMA consideramos que esta integración transversal no existe por varias razones:

Se reduce la valoración de la presencia femenina en roles claves.

El apoyo a la presencia de las cineastas en los equipos técnicos pierde peso en los criterios de valoración, ya que pasa de valorarse de 10 a 8 puntos como máximo con respecto a la orden del 1 de agosto de 2016. 

Además, esos dos puntos se restan del incentivo a directoras y guionistas, reduciéndose su apoyo a la mitad: pasan de ser valoradas con 2 puntos a ser valoradas con 1. Precisamente estos son roles tradicionalmente masculinizados y que precisan de mayor apoyo para conseguir romper con una discriminación histórica y estructural. De hecho, el informe de impacto de género previo a la elaboración de esta orden reconoce expresamente lo siguiente: “A medida que vamos escalando y acercándonos a los puestos de poder, el número de mujeres desciende vertiginosamente hasta encontrar en el grupo que ejerce el liderazgo cinematográfico un 32% de mujeres en Producción, 26% en Guion y 19% en Dirección”.

No entendemos así que la orden, reconociendo que partimos de una situación de desigualdad a corregir, reduzca el apoyo a los dos roles con porcentajes de participación femenina más bajos. Este es además un gesto especialmente significativo y simbólico, ya que son las directoras y guionistas las que contribuyen a aportar diversidad al relato audiovisual y cinematográfico. Boicotear nuestro acceso a las ayudas públicas va a empobrecer notablemente las historias que lleguen al público. 

Se da la circunstancia que desde AAMMA habíamos solicitado que se recuperara la dotación de 10 puntos para la participación femenina, y que el mínimo a valorar en la composición del equipo técnico no fuera el 20% de jefaturas de mujeres, ya que es una cantidad insuficiente para alcanzar una paridad lógica. A vista de lo recogido en el texto publicado, esta petición ha sido totalmente desechada.

Estas bases no contemplan ninguna medida de fomento de la igualdad. 

La “integración transversal del principio de igualdad” se reduce a una anecdótica mención a la obligación de no usar lenguaje sexista ni una imagen discriminatoria o estereotipada en la publicidad de la obra audiovisual o cinematográfica. Esto es, el principio de transversalidad que no es otro que la columna vertebral de las políticas efectivas para reducir las brechas de desigualdad, no es más que un renglón a pie de página

En nuestras aportaciones previas trasladamos la idoneidad de añadir un subcriterio de valoración que reconociera a aquellas obras que pongan el foco en la situación real de las mujeres, en cumplimiento de las leyes 12/2007 de Igualdad de Género y 6/2018 del Cine de Andalucía. Ambas contemplan la posibilidad de ponderar estos contenidos como medida de fomento de la igualdad y ambas recomendaciones son ignoradas en la nueva orden.

¿QUÉ CINE PODREMOS HACER?

Las nuevas bases reguladoras conceden un peso desproporcionado a la valoración de las trayectorias profesionales solo en función de la participación en festivales al alcance de unos pocos. Un criterio insuficiente que deja a un lado otros aspectos que son importantes en una carrera profesional, como por ejemplo el éxito de taquilla o estrenos en televisión, plataformas o series.

El único criterio de trayectoria por festivales no deja de ser injusto y especialmente inadecuado en el caso de los largometrajes documentales, ya que valora competir y ganar en “mejor película”. Los documentales tienen en la mayoría de casos unos circuitos de festivales muy específicos, con lo que esto obliga a sus directoras y directores a presentarse a un listado inabarcable de festivales o penaliza a aquellas y aquellos que difícilmente llegan con sus obras  a los Goya o a festivales como los de Sundance o el IDFA.

Por último, estas bases no protegen al talento y olvidan por completo la creación novel, que tantas alegrías está dando al cine español. No entendemos cómo teniendo una línea específica para noveles la valoración de sus trayectorias obedece al mismo patrón que las de cineastas con carreras consolidadas.

Asimismo, establecen barreras de entrada para las nuevas empresas,  difícilmente sorteables para la mayoría. La consecuencia: una industria vertical controlada por muy pocas empresas,  dependientes a su vez de otras empresas de mayor dimensión nacional.

Y llegadas a este punto, nos preguntamos: ¿cómo queremos que sea la industria audiovisual y cinematográfica andaluza? ¿Queremos que proyecte pocas voces, sea poco diversa y tenga una dependencia significativa de la producción nacional para seguir adelante? ¿O queremos que sea diversa, plural y establecer los mimbres para que pueda existir independencia real y creación desde nuestro territorio? Las cineastas y creadoras andaluzas tenemos claro cómo queremos que sea la industria audiovisual andaluza.

Lejos de darnos alas para crear y contar, y de ser coherente con un discurso institucional y político que hoy se nos antoja vacío, esta orden vuelve a arrinconarnos a los márgenes de las pantallas, las de cine y las televisivas. La Andalucía del siglo XXI no puede permitirse el lujo de volver a prescindir de nuestro talento, así que desde AAMMA seguiremos trabajando con la finalidad de construir un audiovisual más equitativo, diverso y fuerte. El cine que nos merecemos y queremos como sociedad igualitaria y democrática.

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